MISCELANIA FRANROCA
domingo, 26 de agosto de 2018
EVANGELIO DEL DÍA
¿A QUIÉN IREMOS?
Estamos reflexionando en estos domingos cómo el evangelista San Juan en lugar de contar el momento de la consagración de Cristo en la última cena, como lo hacen los otros evangelistas, lo trata aquí en el capítulo seis.
De un modo similar hoy vamos a escuchar la confesión de Pedro que los sinópticos narran en Cesarea de Filipo.
- Libro de Josué
Siempre me ha impresionado esta famosa asamblea de Siquén en la que Josué reúne a todo el pueblo y le fuerza a definirse:
Habían pasado los años. Israel había tomado posesión de la tierra que habían habitado sus antepasados antes de emigrar a Egipto.
En el ambiente de paz y bienestar habían olvidado los prodigios de Dios e incluso habían vuelto los ojos y el corazón hacia los dioses paganos de los pueblos vecinos y aún de los antepasados, antes que Abraham formara un nuevo pueblo saliendo de más allá del Éufrates.
Josué, el hombre fiel y valiente, antes de terminar su vida quiere aclarar la fe y fidelidad del pueblo de Dios que había conducido hasta la tierra prometida.
Para ello reúne a todos en la gran asamblea de Siquén y ante ellos hace su propia confesión de fe:
“Yo y mi casa serviremos al Señor”.
Luego pide el compromiso con Dios al pueblo que él mismo condujo como caudillo después de la muerte de Moisés.
El pueblo impresionado se compromete diciendo:
“Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses… También nosotros serviremos al Señor porque Él es nuestro Dios”.
Qué lección tan importante para nuestro tiempo.
Cuántos padres y abuelos lloran hoy la infidelidad de sus hijos y nietos.
Han olvidado la paz y las maravillas que trajo consigo el tiempo de fidelidad a Dios, a la Eucaristía, a la Virgen María, con su Rosario del atardecer y de la aurora…
A todo esto ha seguido el enfriamiento en la fe y luego la presión del peor ataque que ha sufrido la humanidad que está viviendo una presión mucho más fuerte que la de los grandes movimientos del último siglo.
Ahora los ancianos se van tristes y solos.
- Evangelio
Es importante leer el párrafo del Evangelio de hoy. Es el quinto domingo del ciclo B en que San Juan cuenta que Jesús, después de haber hablado con ilusión de su gran regalo eucarístico ve cómo el público se enfría y se aleja diciendo:
“Qué dura es esta doctrina, ¿quién puede hacerle caso?”
Entonces va a los discípulos para ver cómo andan de fe, después de haber contemplado tantas maravillas y milagros, y les pregunta si están con Él o quieren irse.
Como en Cesarea de Filipo, Pedro es el que reconoce la grandeza de Jesús:
“¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.
Hoy más que nunca debemos aclararnos.
No hay más que “o con Cristo o contra Cristo”.
Y por medio de Él al único Dios verdadero Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Todos los otros inventos y doctrinas son normalmente la cuesta abajo, el camino ancho que aleja de Dios y trae la desgracia a los hombres.
- Salmo responsorial
La respuesta a esta situación frívola y vacía nos la ofrece el salmo 33 que repetimos una vez más en este domingo:
“Gustad y ved qué bueno es el Señor”.
Solo quien lo saborea puede descubrir que es maravilloso acogerse al Señor.
Digamos con fe:
“Bendigo al Señor en todo momento. Su alabanza está siempre en mi boca, mi alma se gloría en el Señor. Que los humildes lo escuchen y se alegren”.
- Carta de San Juan
El “discípulo amado” insiste en que el amor de Dios nos debe llevar a amarnos también entre nosotros y nos asegura “que quien no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor”, un amor que ha manifestado con la prueba más grande que es “envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de Él”.
Y nos advierte San Juan que el amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que Él nos amó y lo hemos visto en los prodigios que Él mismo hace por medio de Jesucristo durante su vida mortal.
Entre estos está precisamente la Eucaristía de que hemos hablado hoy, y la Iglesia en la que Jesús dejó como su representante a Pedro.
Amigos, hoy el amor llama a la fidelidad.
José Ignacio Alemany Grau
miércoles, 23 de agosto de 2017
MARCHA POR LA PAZ EL MIERCOLES 30 DEL PRESENTE
Con motivo de la llegada a nuestra ciudad
de Piura del icono de San Francisco y Santa Clara se ha programado la Marcha por la Paz, así lo
dio a conocer el R.P. Fray Fermín Peña López, director del Colegio hogar San
Antonio en conferencia de Prensa el día jueves de la semana pasada. El ícono de
San Francisco y Santa Clara, está unido a la Encíclica del Papa Francisco, Laudato Sí, que es el cuidado de la
tierra, de nuestro planeta.
Sera un honor para nosotros tener en Piura
el icono de San Francisco y Santa Clara, que está recorriendo Norte, Centro y
Sudamérica.
“En Sudamérica ya pasó por todos los
países, vino de Bolivia y está en el Perú donde recorre Lima, Cusco, Arequipa y
terminará en Ecuador. A Piura llegará el
martes 29 de este mes, el 30 se tendrá una Marcha por la ciudad, “que no sólo
es un evento religioso, sino es el cuidado propio de la ciudad donde estamos
con nuestros alumnos reclamando a las autoridades para que hagan más por Piura,
porque parece una ciudad muy abandonada.
El jueves 31 a las 6.30 p.m. se
tendrá una conferencia en el plantel con el
obispo de Chulucanas, que tratará sobre el cuidado de la naturaleza y la
justicia social.
lunes, 20 de enero de 2014
domingo, 14 de abril de 2013
CICLO C – TIEMPO PASCUAL
– DOMINGO III
Los apóstoles expresan su amor y fidelidad al Maestro con una
obediencia que arriesga la vida con tal de no traicionar jamás lo recibido de
Él.
Hch. 5, 27b-32.40b-41: "Los apóstoles fueron
llevados al Sanedrín; el sumo sacerdote les dijo: «Nosotros les habíamos
prohibido expresamente predicar en ese nombre, y Uds. han llenado Jerusalén con
su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre!»
Pedro... respondió: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. [Él] ha
resucitado a Jesús... A Él Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo jefe y
salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios
ha enviado a los que le obedecen». Después de hacerlos azotar, les prohibieron
hablar... y los soltaron. [Ellos] salieron... dichosos de... padecer por el
nombre de Jesús".
Salmo 292.4-6.11-12a.13b: "Yo te glorifico, Señor, porque Tú
me libraste".
Ap. 5, 11-14: "Yo,
Juan, oí la voz de una multitud de ángeles que estaban alrededor del trono, de
los seres vivientes y de los ancianos... y exclamaban con voz potente: «El
Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la
sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza». También oí que todas
las criaturas... decían: «Al que está sentado sobre el trono y al Cordero,
alabanza, honor, gloria y poder por los siglos de los siglos». Los cuatro seres
vivientes decían: «Amén»..."
Jn. 21, 1-14: "...a
orillas del mar de Tiberíades... estaban... Simón Pedro, Tomás..., Natanael...,
los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: «Voy a
pescar». ...le respondieron: «Vamos también nosotros». Pero esa noche no
pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla... les dijo: «Muchachos,
¿tienen algo para comer?» Ellos respondieron: «No». Él les dijo: «Tiren la red
a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos la tiraron y... no podían
arrastrarla. El discípulo que Jesús amaba dijo a Pedro: «¡Es el Señor!» Cuando
[éste lo] oyó, se ciño la túnica... y se tiró al agua. Los otros... fueron en
la barca, arrastrando la red con los peces, pues estaban sólo a unos cien
metros... Al bajar..., vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las
brasas y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de
sacar». Simón Pedro... sacó la red a tierra, llena de peces grandes; eran 153,
y..., la red no se rompió. Jesús les dijo: «Vengan a comer»... Ninguno... se
atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?» porque sabían que era el Señor. Jesús se
acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Ésta fue la
tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos".
La persecución no sólo no desanima al enamorado, sino que lo refuerza. Eso les pasó a los apóstoles. ¿También a nosotros? La primavera de la Fe llegará si
nos centramos de verdad en Jesús y su Evangelio. Cristo es el que lleva a los hermanos a la Fe, no son nuestros métodos o habilidades.
“Tiren la red a la derecha”. La indicación invita al optimismo,
aunque las circunstancias sean malas y
los fracasos claros. Tengamos
confianza en las indicaciones del Señor, que nos llegan por su Palabra viva en la Comunidad. Dios
siempre camina en y con la Comunidad y a ella nos lleva.
“Vamos también nosotros”. Criterio básico para ser de Cristo:
unidad; como uno
es Cristo con el Padre y el Espíritu. Somos miembros
de un solo Cuerpo, de una sola ‘familia’
divina, aunque nosotros de divino solo tengamos su Espíritu, y todo lo
demás parezca demasiado limitado y deficiente.
El amor por
Jesús lleva a los apóstoles a una feliz fidelidad que no rehúye ningún
sacrificio
Superado
el miedo vivido ante la pasión del Señor,
los apóstoles, fortalecidos por el
Espíritu, arriesgan todo para no ser infieles a la Misión del Señor,
pues Él les amó hasta darles su Vida.
La obediencia al Maestro no tiene límite; nadie la puede detener: ¡es
la fuerza del Amor vivo!
La gloria de Dios solo es cantada por los
que se le han mantenido fieles dándole la vida a plenitud
Después de llamar la atención a las
siete Iglesias, todo
concluye con la visión de la Gloria de Dios.
Todos participan de la Gloria de Dios gracias a la
vida del Cordero que nos salva. ¿Y nosotros?
Cristo Jesús nos cuida y orienta para que nuestra vida no
acabe en una noche de fracaso sin amor
La unidad de todos los
creyentes en el Señor no es una de tantas opciones, sino
la única opción que da credibilidad
al Evangelio: o creemos
en el Señor –y somos uno–
o creemos
más en nosotros mismos y en nuestras formas
de vivir y sentir, visiones y modos de hacer y apartamos al Señor.
¡Jamás ‘creer’ en solitario!, pues se acaba viviendo centrado en uno mismo y dejando al Señor.
La
Palabra de Jesús, escuchada en Comunidad y
vivida en unidad, nos llena de entusiasmo
y vida.
Pedro
escucha
al hermano y, descubierto el Señor,
se
lanza hacia Él abandonándolo y arriesgándolo todo. El Amor íntimo lo mueve, no volverá a ser infiel jamás: todo
es del Señor que le Amó.
Pedimos
a María vivir tan unidos a Cristo que para nosotros construir su Comunidad lo sea todo.
sábado, 5 de enero de 2013
“En la Solemnidad de la Epifanía del Señor, la
gran luz que se irradia desde la Gruta de Belén, a través de los Magos
provenientes de Oriente, inunda a toda la humanidad”. Éste fue el mensaje que
ha reiterado Benedicto XVI en su homilía de la Santa Misa que ha presidido esta
semana, el día miércoles en la Basílica Vaticana, haciendo hincapié en que la
primera lectura, tomada del Libro del profeta Isaías, y la del Evangelio de
Mateo, nos presenta la promesa y su cumplimiento.
“La gran luz de Dios, después de las humillaciones sufridas por el pueblo de
Israel de parte de las potencias de este mundo, aparentemente sin poder e
incapaz de proteger a su pueblo, surgirá sobre toda la tierra de forma que los
reyes de las naciones se inclinarán ante él, llegarán de todos los confines de
la tierra y pondrán a sus pies sus tesoros más preciosos. Y el corazón del pueblo
se estremecerá de alegría”.
Oro, incienso y mirra que, ciertamente no responden a las necesidades que en
ese momento tenía la Sagrada Familia: “Pero estos dones tienen un significado
profundo: son un acto de justicia. En efecto, según la mentalidad vigente en
aquel tiempo en Oriente, representan el reconocimiento de una persona como Dios
y Rey: son, es decir, un acto de sumisión. Quieren decir que desde aquel
momento los donadores pertenecen al soberano y reconocen su autoridad. La
consecuencia que deriva de ello es inmediata. Los Magos ya no pueden proseguir su
camino, ya no pueden volver donde Herodes, ya no pueden ser aliados de aquel
soberano potente y cruel. Han sido conducidos para siempre por el camino que
lleva al Niño, la senda que los llevará a descuidar a los grandes y potentes de
este mundo y los llevará a aquel que nos espera entre los pobres, el camino del
amor que solo puede transformar el mundo”.
a
sábado, 29 de diciembre de 2012
AÑO NUEVO 2013
"2012,
otro año que llega a su término, Esperamos la llegada del nuevo año algunos con
inquietud, con los deseos y las esperanzas de siempre y otros con negros
augurios del fin de los tiempos. Con el espíritu lleno de agradecimiento al
Padre Dios y a nuestra Madre la Virgen María, nos preparamos para cruzar el
umbral del 2013, recordando que el Señor nos ama y cuida de nosotros".
El momento es
propicio para reflexionar y hacemos una pausa para mirar hacia atrás, podremos
darnos cuenta que nos encontramos exactamente donde nos han traído nuestras
acciones pasadas. El ser humano construye su futuro día a día mediante sus
pensamientos, palabras y acciones, y estas a su vez van moldeando el presente.
Algunos pueblos que
han tomado consciencia de la importancia de los actos de cada uno de sus
habitantes para la consecución de un fin común, han incorporado a sus culturas
la tradición de los propósitos a alcanzar en el año nuevo.
Esta tradición es muy
sencilla. En ella cada persona se traza metas que hasta ahora no ha podido
alcanzar, o no se había planteado y se hace el firme propósito de lograrlas
durante el año que recién comienza. Puesto que según la tradición esto ocurre
generalmente en alguna reunión social relativa al nuevo año, puede ser la cena
de fin de año o la primera reunión de familiares y amigos del año que apenas
comenzó, es costumbre comunicarse entre los concurrentes sus propósitos para de
esta manera intercambiar opiniones sobre la mejor manera de lograrlos y obtener
el apoyo necesario de quien esté dispuesto a brindarlo para concretarlos, y si
ocurre que se encuentran personas con propósitos comunes, unir esfuerzos para
facilitar su consecución.
Esta tradición no
está limitada exclusivamente a propósitos individuales, pueden plantearse
también propósitos familiares, de grupo, sociales y hasta mundiales, y de esta
manera poner un granito de arena para construir un mundo mejor, el mundo que
todos en el fondo deseamos.
Con el pasar del
tiempo nuestra voluntad se fortalece y nos sentimos cada vez más capaces de
lograr lo que nos propusimos; y no solo eso sino que también sentimos la
necesidad de hacer algo por aquellos que hasta ahora no se han propuesto
lograrlo pos sí mismos, y comienza entonces un proceso de crecimiento en el
cual nos volvemos conscientes de que somos dueños de nuestros destinos y
capaces de utilizar nuestra voluntad en formas cada vez más creativas y
constructivas.
A partir de ese
momento vemos los obstáculos solo como situaciones a superar y de las cuales
aprender, el contento se abre paso entre los lamentos, la alegría vence a la
tristeza y la esperanza, la seguridad y la confianza reinan donde antes se
encontraba el temor.
Siempre podemos
escoger entre vivir el mundo cual lo conocemos o cambiarlo en el que deseamos,
la decisión al final es de cada uno según decida ejercitar su libre albedrío.
Y
qué mejor que concluir un año y empezar otro, acogiendo las incansables
exhortaciones del Papa Benedicto XVI, a
poner con total confianza todos nuestros proyectos e intenciones en las manos
providentes de Dios, para que acompañados por María, sea Él el que guíe
nuestros pasos cada día y acreciente en nosotros la fe, la esperanza y la
caridad.
Que este nuevo año 2013,
nos brinde paz, amor, salud, armonía, unión, felicidad y prosperidad.
sábado, 15 de diciembre de 2012
Reflexión dominical 16.12.12
SOMOS TESTIGOS DE LA LUZ
“El Mesías ha llegado. Está en medio de
ustedes. Pero no lo conocen”.
Firmado: Juan
Posiblemente ni lo dijo así ni tenía dónde
firmar. Pero ése es el mensaje de Juan en el Evangelio para el Adviento.
En el pueblo de Israel, todos esperaban al
Mesías. Y, a través de los siglos, aparecieron algunos pseudomesías que
desaparecían con su propio engaño.
Un día, sin embargo, apareció un hombre
santo que llamaba la atención de todos.
Vestido de sacrifico y penitencia. Hablaba.
Hablaba y su voz era como un trueno que
pedía penitencia. Pero también era como una luz que arrastraba a la gente hacia
el Jordán, como nuestros pobres focos atraen las mariposas de noche.
Los cuatro evangelistas nos hablan de él y
hoy los entrelazaremos para resaltar su presencia en Adviento.
San Juan evangelista nos lo presenta de
esta manera:
“Hubo
un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Éste venía como testigo para
dar testimonio de la luz. Para que por él todos vinieran a la fe.
No
era él la luz, sino testigo de la luz”.
Juan Bautista es un hombre maravilloso,
gran apóstol, ejemplo para todos los
apóstoles.
La Iglesia lo presenta hoy como el gran
mensajero que prepara los caminos del Señor.
Él tuvo la oportunidad de pasar como
Mesías. La gente lo creía así e incluso los hombres espirituales del pueblo de
Israel le enviaron mensajeros para preguntarle:
“¿Eres
tú el Mesías?”
Su respuesta fue contundente: Ni el Mesías,
ni Elías, ni un profeta.
Él se presenta simplemente como una voz:
“Yo
soy la voz que grita en el desierto: allanad el camino del Señor”.
No hay humildad más grande que la de una
voz porque necesariamente tiene que limitarse a decir las palabras exactas que
le salen de la mente al que habla.
Y Juan da consejos de conversión a todos.
La gente pregunta: ¿qué hacemos? Y él:
-
“Compartan
lo que tengan: la túnica, la comida…”
A los publicanos:
-
“No exijan más de lo establecido”.
A los militares:
-
“No se aprovechen de nadie y conténtense
con la paga…”
Y ahora nosotros nos preguntamos:
¿Por qué bautizaba Juan? Y él nos dice:
“Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay
uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de
desatar la correa de la sandalia”.
La Iglesia en la liturgia de hoy se llena de
alegría pensando en el Mesías redentor:
Con Sofonías nos dice:
“Regocíjate, hija de Sión. Grita de júbilo,
Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén”.
Es la alegría de este tercer domingo. Pero
aún hay algo mucho más bello:
“El
Señor está en medio de ti… Él se goza y se complace por ti, te ama y se alegra
con júbilo como en día de fiesta”.
Repiensa, amigo: Dios se goza en ti… como
en Juan, como en María, y todo lo debemos a Jesús!!
San Pablo, a su vez, en este tercer domingo
de adviento en que la Iglesia resalta la alegría y quiere que todos la vivamos
hoy de una manera muy especial, nos pide:
“Estad
siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres… El Señor está cerca:
Nada os preocupe”.
Si Dios, Cristo, el Reino; está dentro de
nosotros. Por eso repetimos con el versículo aleluyático:
“El
Espíritu del Señor está sobre mí…”
Gozosos repitamos una vez más con el salmo
responsorial:
El
Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré…”
Sí, entre nosotros y dentro de nosotros
está Dios.
Finalmente, recuerda bien en este domingo:
A ti, como a Juan, se te dice que “irás a
preparar los caminos del Señor”. Pero ten siempre presente que tú, como el Precursor,
debes saber que no eres la luz sino testigo de la luz.
Que a ti la luz de la fe te viene de Cristo
y que es esa fe en Cristo la que tienes que transmitir sin vanidades, con
valentía y generosidad.
Recuerda siempre: ¡Soy testigo gozoso de la
luz!
José Ignacio Alemany Grau, obispo
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