sábado, 24 de abril de 2010

DAR LA CARA POR EL PAPA. Por: Monseñor José Alemani Grau


En estos últimos días se han celebrado dos fiestas importantes de Benedicto XVI, el cumpleaños y el aniversario del inicio de su pontificado.
Es claro que nuestro querido Papa merece un sencillo homenaje en la reflexión dominical y con mucho gusto lo hago aprovechando dos datos que me parecen importantes.
El primero es de los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud 2011. Han pedido fotos de los jóvenes para formar la fotografía del Papa.
Han sido mil doscientas fotografías enviadas en menos de 48 horas. Con ellas se ha “pintado” una bella fotografía (collage) que tiene su interpretación, dada por los mismos jóvenes.
He aquí algunas de estas frases:
- “Es como ver a toda la Iglesia con una sola vista”, en la imagen del Papa.
- “Me encanta dar la cara por el Papa”.
Esta frase, evidentemente, es de doble sentido: corresponde tanto al lema escogido por los organizadores: “Dar la cara por el Papa”, como al gozo juvenil de verse en el rostro de Benedicto XVI.
Es claro que muchísimos jóvenes no han podido ver su rostro en el del Papa, como hubieran deseado, porque no llegó a tiempo o porque ha sido una multitud la que ha contestado:
- “Mandé mi foto y no aparezco, aun así me siento parte del collage. Felicidades Papa Benedicto!!! Bendito el que viene en el nombre del Señor”.
La gran foto es algo muy original que se merece Benedicto XVI que ama muchísimo a los jóvenes y que también es muy apreciado por ellos, como lo demuestran las multitudes que se congregan junto a él.
Otra de las cosas que más me han gustado en estos días, son las palabras del cardenal Sodano felicitando al Papa el domingo de Pascua. Él es el decano de los cardenales.
Las transcribo a continuación como un homenaje al Pontífice y una oportunidad para que ustedes las hagan suyas en oración.
(En aquellos momentos llovía mucho pero la Plaza y la Vïa de la Conciliación seguía abarrotada de gente):
“Padre Santo, en esta solemne fiesta de Pascua, la liturgia de la Iglesia nos invita a una santa alegría, diciéndonos: “Este es el día que hizo el Señor: ¡alegrémonos y regocijémonos en él!”. Aunque la lluvia cae sobre esta histórica plaza, el sol brilla en nuestros corazones. Con este espíritu hoy nosotros nos estrechamos en torno a Usted, el Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, la roca indefectible de la Santa Iglesia de Cristo, para cantar con usted el Aleluya de la fe y de la esperanza.
Le estamos profundamente agradecidos por la fortaleza de ánimo y el coraje apostólico con que nos anuncia el Evangelio de Cristo. Admiramos su gran amor que, con corazón de Padre, hace propias “las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de hoy, sobre todo de los pobres y de los que sufren”, por usar las palabras del Concilio Ecuménico Vaticano II en la Gaudium et Spes.
Hoy, por medio mío, toda la Iglesia desea decirle en coro: ¡Feliz Pascua, amado Santo Padre! ¡La Iglesia está con usted!
Con usted están los cardenales, sus colaboradores en la Curia Romana. Con usted están los hermanos Obispos esparcidos por el mundo, que guían las tres mil circunscripciones eclesiásticas del planeta. Están particularmente con usted en estos días aquellos cuatrocientos mil sacerdotes que sirven generosamente al pueblo de Dios en las parroquias, en los oratorios, en las escuelas, en los hospitales y en otros numerosos ambientes, como también en las misiones, en las partes más remotas del mundo.
Padre Santo, está con usted el pueblo de Dios, que no se deja impresionar por las habladurías del momento, por las pruebas que en ocasiones golpean a la comunidad de los creyentes. Jesús, de hecho, nos había dicho: “En el mundo tendréis tribulaciones”, añadiendo, sin embargo, de inmediato: “pero tened valor: yo he vencido al mundo” (Jn16, 33).
El pasado jueves, en la Santa Misa para la bendición de los Santos Óleos, Vuestra Santidad nos ha edificado a todos nosotros hablándonos de la bondad de Dios y recordándonos las palabras inspiradas del primer Obispo de Roma, el Apóstol Pedro, que describía así la actitud de Cristo durante su Pasión: “Cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente” (1 Pedro 2,23).
Padre Santo, nosotros trataremos de atesorar sus palabras. En esta Solemnidad pascual, nosotros rezaremos por usted para que el Señor, Buen Pastor, continúe sosteniéndolo en su misión al servicio de la Iglesia y del mundo.
¡Feliz Pascua, Padre Santo! ¡Feliz Pascua, dulce Cristo en la tierra! ¡La Iglesia está contigo!

Mons. José Ignacio Alemany Grau, Obispo

Ángeles se manifiestan en plena Misa en Tungasuca Carabayllo Lima Perú