sábado, 29 de diciembre de 2012



AÑO NUEVO 2013

"2012, otro año que llega a su término, Esperamos la llegada del nuevo año algunos con inquietud, con los deseos y las esperanzas de siempre y otros con negros augurios del fin de los tiempos. Con el espíritu lleno de agradecimiento al Padre Dios y a nuestra Madre la Virgen María, nos preparamos para cruzar el umbral del 2013, recordando que el Señor nos ama y cuida de nosotros".
El momento es propicio para reflexionar y hacemos una pausa para mirar hacia atrás, podremos darnos cuenta que nos encontramos exactamente donde nos han traído nuestras acciones pasadas. El ser humano construye su futuro día a día mediante sus pensamientos, palabras y acciones, y estas a su vez van moldeando el presente.
Algunos pueblos que han tomado consciencia de la importancia de los actos de cada uno de sus habitantes para la consecución de un fin común, han incorporado a sus culturas la tradición de los propósitos a alcanzar en el año nuevo.
Esta tradición es muy sencilla. En ella cada persona se traza metas que hasta ahora no ha podido alcanzar, o no se había planteado y se hace el firme propósito de lograrlas durante el año que recién comienza. Puesto que según la tradición esto ocurre generalmente en alguna reunión social relativa al nuevo año, puede ser la cena de fin de año o la primera reunión de familiares y amigos del año que apenas comenzó, es costumbre comunicarse entre los concurrentes sus propósitos para de esta manera intercambiar opiniones sobre la mejor manera de lograrlos y obtener el apoyo necesario de quien esté dispuesto a brindarlo para concretarlos, y si ocurre que se encuentran personas con propósitos comunes, unir esfuerzos para facilitar su consecución.
Esta tradición no está limitada exclusivamente a propósitos individuales, pueden plantearse también propósitos familiares, de grupo, sociales y hasta mundiales, y de esta manera poner un granito de arena para construir un mundo mejor, el mundo que todos en el fondo deseamos.
Con el pasar del tiempo nuestra voluntad se fortalece y nos sentimos cada vez más capaces de lograr lo que nos propusimos; y no solo eso sino que también sentimos la necesidad de hacer algo por aquellos que hasta ahora no se han propuesto lograrlo pos sí mismos, y comienza entonces un proceso de crecimiento en el cual nos volvemos conscientes de que somos dueños de nuestros destinos y capaces de utilizar nuestra voluntad en formas cada vez más creativas y constructivas.
A partir de ese momento vemos los obstáculos solo como situaciones a superar y de las cuales aprender, el contento se abre paso entre los lamentos, la alegría vence a la tristeza y la esperanza, la seguridad y la confianza reinan donde antes se encontraba el temor.
Siempre podemos escoger entre vivir el mundo cual lo conocemos o cambiarlo en el que deseamos, la decisión al final es de cada uno según decida ejercitar su libre albedrío.
Y qué mejor que concluir un año y empezar otro, acogiendo las incansables exhortaciones del Papa  Benedicto XVI, a poner con total confianza todos nuestros proyectos e intenciones en las manos providentes de Dios, para que acompañados por María, sea Él el que guíe nuestros pasos cada día y acreciente en nosotros la fe, la esperanza y la caridad.
Que este nuevo año 2013, nos brinde paz, amor, salud, armonía, unión, felicidad y prosperidad.

sábado, 15 de diciembre de 2012



Reflexión dominical 16.12.12

SOMOS TESTIGOS DE LA LUZ

“El Mesías ha llegado. Está en medio de ustedes. Pero no lo conocen”.
                                                                                                                                        Firmado: Juan
Posiblemente ni lo dijo así ni tenía dónde firmar. Pero ése es el mensaje de Juan en el Evangelio para el Adviento.
En el pueblo de Israel, todos esperaban al Mesías. Y, a través de los siglos, aparecieron algunos pseudomesías que desaparecían con su propio engaño.
Un día, sin embargo, apareció un hombre santo que llamaba la atención de todos.
Vestido de sacrifico y penitencia. Hablaba.
Hablaba y su voz era como un trueno que pedía penitencia. Pero también era como una luz que arrastraba a la gente hacia el Jordán, como nuestros pobres focos atraen las mariposas de noche.
Los cuatro evangelistas nos hablan de él y hoy los entrelazaremos para resaltar su presencia en Adviento.
San Juan evangelista nos lo presenta de esta manera:
“Hubo un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Éste venía como testigo para dar testimonio de la luz. Para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz”.
Juan Bautista es un hombre maravilloso, gran apóstol,  ejemplo para todos los apóstoles.
La Iglesia lo presenta hoy como el gran mensajero que prepara los caminos del Señor.
Él tuvo la oportunidad de pasar como Mesías. La gente lo creía así e incluso los hombres espirituales del pueblo de Israel le enviaron mensajeros para preguntarle:
“¿Eres tú el Mesías?”
Su respuesta fue contundente: Ni el Mesías, ni Elías, ni un profeta.
Él se presenta simplemente como una voz:
“Yo soy la voz que grita en el desierto: allanad el camino del Señor”.
No hay humildad más grande que la de una voz porque necesariamente tiene que limitarse a decir las palabras exactas que le salen de la mente al que habla.
Y Juan da consejos de conversión a todos. La gente pregunta: ¿qué hacemos? Y él:
-          “Compartan lo que tengan: la túnica, la comida…”
A los publicanos:
-          “No exijan más de lo establecido”.
A los militares:
-          “No se aprovechen de nadie y conténtense con la paga…”
Y ahora nosotros nos preguntamos:
¿Por qué bautizaba Juan? Y él nos dice:
 “Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia”.
La Iglesia en la liturgia de hoy se llena de alegría pensando en el Mesías redentor:
Con Sofonías nos dice:
 “Regocíjate, hija de Sión. Grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén”.
Es la alegría de este tercer domingo. Pero aún hay algo mucho más bello:
“El Señor está en medio de ti… Él se goza y se complace por ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta”.
Repiensa, amigo: Dios se goza en ti… como en Juan, como en María, y todo lo debemos a Jesús!!
San Pablo, a su vez, en este tercer domingo de adviento en que la Iglesia resalta la alegría y quiere que todos la vivamos hoy de una manera muy especial, nos pide:
“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres… El Señor está cerca: Nada os preocupe”.
Si Dios, Cristo, el Reino; está dentro de nosotros. Por eso repetimos con el versículo aleluyático:
“El Espíritu del Señor está sobre mí…”
Gozosos repitamos una vez más con el salmo responsorial:
“Gritad jubilosos: qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.
El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré…”
Sí, entre nosotros y dentro de nosotros está Dios.
Finalmente, recuerda bien en este domingo: A ti, como a Juan, se te dice que “irás a preparar los caminos del Señor”. Pero ten siempre presente que tú, como el Precursor, debes saber que no eres la luz sino testigo de la luz.
Que a ti la luz de la fe te viene de Cristo y que es esa fe en Cristo la que tienes que transmitir sin vanidades, con valentía y generosidad.
Recuerda siempre: ¡Soy testigo gozoso de la luz!

José Ignacio Alemany Grau, obispo

miércoles, 12 de diciembre de 2012


¿Sabías que La imagen de la Virgen de Guadalupe…?
  • Estudios oftalmológicos realizados a los Ojos de la Virgen de Guadalupe  han detectado que al acercarles luz, la retina se contrae y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, exactamente como ocurre en un ojo vivo?
  • En 1929, Alfonso Marcué, quien era el fotógrafo oficial de la antigua Basílica de Guadalupe en la ciudad de México, descubrió lo que parecía una clara imagen de un hombre con barba reflejada en el ojo derecho de la Virgen?  Al principio no podía dar crédito a lo que estaba viendo: cómo podía ser?, Un hombre con barba dentro de los ojos de la Virgen de Guadalupe?. Pero luego de varias inspecciones de sus fotografías en blanco y negro de la imagen ya no tuvo más dudas y decidió que era tiempo de informar a las autoridades de la Basílica. Así lo hizo, y le fue indicado por estas que se guardara completo silencio sobre el descubrimiento, lo que Marcué cumplió al pie de la letra
  • 20 años después, el 29 de mayo de 1951, el dibujante mexicano José Carlos Salinas Chávez, luego de examinar una buena fotografía de la cara de la imagen de la Virgen de Guadalupe, redescubre la imagen de lo que parece ser un busto humano reflejado en el ojo derecho de la Virgen, y luego también en el ojo izquierdo. Inclusive parece aún reflejar en sus ojos lo que tenía frente a ella en 1531?
  • El mensaje universal de compasión y amor, y su promesa de ayuda y protección para toda la humanidad, se encuentra relatado en el "Nican Mopohua", documento escrito en el siglo 16 en el lenguaje nativo, Náhuatl.
  • Hay razones para creer que en el cerro Tepeyac María vino en su cuerpo glorificado, siendo sus manos físicas las que acomodaron las rosas en la tilma de Juan Diego, lo que hace a esta aparición muy especial?
  • Una increíble lista de milagros, curas e intervenciones se le atribuyen a la Virgen de Guadalupe. Se estima que cada año más de 14 millones visitan su Basílica, haciendo de su casa en la ciudad de México el Santuario Mariano más popular, al igual que el santuario católico más visitado del mundo?
  • En total 25 Papas han honrado en alguna forma oficial a Nuestra Señora de Guadalupe. Su Santidad Juan Pablo II visitó su Basílica en cuatro oportunidades: en su primer viaje al extranjero como Papa en 1979 y nuevamente en 1990, 1999 y 2002?
  • En 1999, su santidad Juan Pablo II, en su homilía durante la Misa Solemne en la Basílica de Guadalupe durante su tercera visita al santuario, declaró la fecha del 12 de Diciembre con el rango litúrgico de Fiesta para todo el continente de las Américas?
  • Durante la misma visita el Papa Juan Pablo II confió la causa de la vida a su protección, y encomendó a su cuidado maternal las vidas inocentes de los niños, especialmente aquellos que se encuentran en peligro de no nacer?

domingo, 9 de diciembre de 2012


Reflexión dominical 09.12.12

LOS CONSEJOS DE TRES MISIONEROS

Se acerca la Navidad y la Iglesia nos va preparando para que tomemos, con la debida profundidad, el misterio de la encarnación y no nos quedemos en la superficialidad de nuestra sociedad que vive de espaldas a la fe.
Con este fin nos presenta tres grandes misioneros que fueron apóstoles de su tiempo.
El primero es Isaías.
Se trata del profeta preferido en la liturgia.
Sabemos que bajo este nombre escriben tres personajes distintos: el primer Isaías (capítulos 1-39); el segundo (del  40-55); y tercero (del 56 al 66).
El que nos habla hoy es el segundo o deutero Isaías.
Él consuela a su pueblo y le asegura que vendrá el Señor.
Con bellísimas palabras pide que preparen el camino al Señor que viene:
“Preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios… que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor”.
Pide a continuación que se grite a todos los pueblos:
“Aquí está vuestro Dios”, y presenta a Dios con podertrayendo la recompensaviene también como un dulce pastor “que reúne con su brazo los corderos y los lleva sobre el pecho; él mismo cuida a las ovejas que crían”.
El segundo gran misionero es Pedro, apóstol y  mártir, que nos recuerda una vez más “que el día del Señor llegará como ladrón”, pero nos advierte que Dios tiene paciencia por nuestro bien y nos da a todos tiempo para la conversión.
Una vez más enseña que habrá grandes pruebas en la línea apocalíptica que hemos visto en los últimos días, pero nos advierte que nuestra esperanza consiste en que “esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva”.
De esta manera Pedro también nos invita a convertirnos antes de que llegue el Señor.
San Marcos, en el Evangelio, nos habla de que ya se ha cumplido el tiempo que profetizaron los profetas y es el momento para que llegue el Mesías.
Él nos presenta a Juan Bautista, que es el tercer misionero que hoy nos invita a preparar los caminos del Señor.
Marcos atribuye a Isaías dos textos que en realidad no es uno sino dos textos de dos profetas distintos.
El primero es de Malaquías (3,1) que dice: “Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí”.
Podemos decir que a este mensajero se refiere Isaías cuando dice: “la voz que grita en el desierto”.
A continuación viene el que es propiamente texto de Isaías (40,6) y en el que leemos: “preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”.
La preparación que pide Juan es la conversión: “predicaba que se convirtieran y se bautizaran para que se les perdonen los pecados”.
La gente que venía, se encontraba con este gran misionero y modelo de todos los apóstoles, que predicaba la penitencia y era él mismo un gran penitente, “vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre”.
La esencia de su proclamación era que el pueblo se preparara a recibir al Mesías “que os bautizará con el Espíritu Santo”.
De la enseñanza de estos tres misioneros debemos sacar nuestras propias conclusiones.
Ante todo hacer penitencia, porque viene Jesús a bautizarnos con el Espíritu Santo. Con Él viene la salvación definitiva.
A su vez el salmo aleluyático nos pide “preparar los caminos del Señor, allanar sus senderos”.
Por nuestra parte, con el salmo responsorial repetiremos: “muéstranos, Señor, tu misericordia y danos la salvación”.
Sabemos muy bien que la salvación nos la trae Jesucristo.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

sábado, 8 de diciembre de 2012


FELIZ DÍA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención, que tuvo lugar con la Pascua de Cristo. “En Él toda persona está llamada a realizarse a plenitud hasta la perfección de la santidad”. (SS. Juan Pablo II)
El dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como la Purísima Concepción, se refiere a que  la madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original , sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado . Jesús fue concebido sin intervención de varón y María permaneció virgen  antes, durante y después del embarazo. Cada 08 de diciembre celebramos a la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Hoy también es un día muy especial para miles de niños que aguardan con ansias recibir su primera Comunión, el día del encuentro con Cristo Eucaristía

domingo, 8 de abril de 2012


Reflexión dominical (08.04.12)

NUESTRA ALEGRÍA PASCUAL: JESÚS RESUCITADO

Vamos a darnos un paseo a través de la liturgia de la Vigilia y del primer domingo de Pascua:
“Concédenos, Señor, que la celebración de estas fiestas pascuales encienda en nosotros deseos tan santos que podamos llegar con corazón limpio a las fiestas de la luz eterna”.
Con una vela encendida, signo de la fe que tú tienes, has escuchado este pregón:
“Exulten por fin los coros de los ángeles por la victoria de Rey tan poderoso.
Goce también la tierra, inundada de tanta claridad y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra Madre la Iglesia revestida de luz tan brillante”.
¿Cuál fue el motivo de tanto gozo, antes de amanecer el primer día de la semana que desde la resurrección de Jesús se llamó “domingo”, es decir, “día del Señor”?
“Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana  al salir el sol, fueron al sepulcro pensando ¿quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?
Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, a pesar de que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco.
Les dijo: “No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron”.
María Magdalena se escapó corriendo para dar la noticia a los apóstoles: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
Juan y Pedro, salieron, corriendo también, al sepulcro y encontraron las vendas en el suelo y el sudario, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Juan llegó, entró, vio y creyó. Fue el primero en dar el sí a la resurrección de Cristo, aún antes de verlo resucitado.
San Pablo nos pide a quienes creemos que la resurrección de Jesús es la certeza de nuestra propia resurrección, una actitud comprometida:
“Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra”.
Hemos de trabajar en este mundo cumpliendo el deber que Dios nos ha dejado: completar la obra de la creación, glorificando con ello a Dios. El don de Dios en el Resucitado es maravilloso. Es una invitación a la esperanza del cielo, pero debemos vivir aquí hasta que Él nos llame, con el corazón en el cielo donde está Cristo, nuestro Señor y Redentor, recordando que  “hemos muerto y nuestra vida está con Cristo escondida en Dios”.
“Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también nosotros apareceremos, juntamente con Él, en gloria”.
Nuestra Madre, la Iglesia, en estos solemnes días de Pascua nos invita, de diversas formas, a glorificar y agradecer al Señor, que no sólo dio la vida por nosotros, sino que además resucitó y su resurrección es la certeza de nuestra propia glorificación y la seguridad de que un día estaremos con Él para siempre:
“Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la víctima propicia de la Pascua”.
Sí. Ofrezcamos lo mejor de nosotros mismos y pidamos:  
“Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa”.
Esta Pascua en que revivimos con fe y con alegría la resurrección, no sólo el domingo sino toda una semana, vivámosla como nos enseña San Pablo:
“Celebremos la pascua no con levadura vieja de corrupción y pecado sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad”.
Esto dará un rumbo nuevo a nuestra vida y nos ayudará a parecernos a Cristo, que ha resucitado para darnos vida eterna.
Repitamos con nuestro salmo responsorial:
“¡Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo!”
Por eso no nos queda más que cantar con el gozo de la liturgia:
“Demos gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia: No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor”.
La obra del Padre es maravillosa. “Es un milagro patente: la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

José Ignacio Alemany Grau, obispo

domingo, 25 de marzo de 2012


Reflexión dominical 25.03.12

EL PODER DE UN GRANO

Un hombre tenía hambre.
Su vecino le regaló un puñado de trigo.
Pensó: ¡Los cocino y me los como!
Pero tenía una chacra sin sembrar y pensó que si mortificaba un poco y trabajaba, en vez de un puñado cosecharía un costalillo.
Cuando lo cosechó pensó: ¿Y si los vuelvo a sembrar en vez de comerlos?
Repitió la experiencia varias veces y a los cinco años alquiló el campo del vecino para sembrar más...
¡No hagas caso! ¡Es un cuento!
El Evangelio de hoy es impresionante.
Jesús era Dios y podía seguir viviendo y haciendo milagros y ganando fama y ser un rey más poderoso que todos los que tuvo y soñó Israel.
Pero pensó: Si no me siembro me quedaré solo.
No servirá mi vida para estos pobres hombres que necesitan que “uno se sacrifique por todos”, según el plan del Padre.
Y no sólo lo pensó, sino que lo dijo en voz alta como para comprometerse más ante la multitud de extranjeros que habían venido a la fiesta, incluidos los griegos que venían preguntando por Él:
“Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere da mucho fruto”.
Y luego invitó a todos los que quieran seguirle para que lo imiten y hagan lo mismo y la siembra se multiplique en todos los campos.
(¡Es importante pensarlo!)
Para cosechar hay que imitar a Jesús, dar la vida como Él y seguirlo hasta gozar la recompensa del Padre.
No fue fácil para Jesús aceptar el “entierro” en un surco, en plena juventud.
Su alma se estremeció hasta el punto que muchos autores enseñan que ese momento de la vida da Jesús corresponde a una forma concreta que empleó San Juan para narrar la oración del huerto, la agonía, de que hablan los sinópticos (agonía significa lucha).
Jesús se estremeció:
“Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre”.
Y el Padre corresponde y lo fortalece:
“Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”.
Cuando Jesús se siembre en el Calvario, toda la humanidad se volcará en Él…
¡Y el trigo se multiplicó!
Y se hizo Eucaristía y todos lo comemos, porque todos tenemos hambre de Dios…
Ese Dios cercano que es Jesús Eucaristía.
La Carta a los Hebreos nos recuerda también cuánto le costó a Jesús dar la vida:
“Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado.
Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer”.
Así, y gracias a su entrega, Jesucristo se ha convertido para todos en autor de nuestra salvación.
Toda esta novedad es la que anunció el profeta Jeremías en la primera lectura de hoy.
Cristo con su muerte y su sangre entregada, iniciará una “Nueva Alianza que traerá la felicidad definitiva para todos y que cada día recordamos en el momento de la consagración del vino.
Después de meditar tanta entrega y tanto don, por parte de Jesús nos sale de lo más íntimo de nuestro ser el salmo responsorial de hoy:
“Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme… devuélveme la alegría de su salvación”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo


domingo, 12 de febrero de 2012


REFLEXIÓN BÍBLICA DOMINICAL                         Oscar Montero Córdova   SDB
DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO
Año B (11 de febrero de 2012)
Como nos narraba el libro del Levítico, la lepra condenaba al infectado a una maldición completa: era impuro –ante Dios y ante los hombres- y, además, se veía privado de la dimensión social de su existencia: “Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento” (Lv 13, 46).

Hoy no hace falta ser leproso para padecer ser tildado de “impuro” o ser marginado de los grupos humanos e incluso de la misma  Iglesia. Miremos no más los padecimientos de tantos connacionales que viven excluidos y perseguidos por la xenofobia. Sin ir muy lejos, pensemos en el drama de los infectados por el VIH y los homosexuales. Tenemos que reconocer que nos cuesta poner en práctica la tolerancia y acogida que nos piden el Evangelio y el Catecismo: “La Iglesia acoge sin condiciones a las personas que presentan tendencias homosexuales. No deberían ser discriminadas por ello” (YouCat, 415). Y qué decir de los pobres y de los indigentes, y de las distinciones que establecemos por nuestros rasgos raciales y culturales en el mismo país… ¡Ha surgido una nueva lepra y peor que la anterior!

Jesús quien es ya el Reinado del amor de Dios en medio de nosotros, nos quiere decir hoy que en su corazón –y también en el corazón de todos sus seguidores- hay espacio y brazos abiertos para todos. Recordando este pasaje en el que Jesús se compadece, extiende la mano y toca al leproso (Cfr. Mc 1, 41), un obispo decía: “Uno toca a quien ama”. Yo diría más: “Uno se relaciona con quien ama”. Un país, una sociedad que se confiesa en su mayoría “creyente” –discípula y misionera de Jesucristo- no puede tener como lacra social el drama de la exclusión, de la discriminación y del racismo.

Pero esta Buena Noticia de Jesús también tiene una dimensión personal. El texto se abre y se cierra con los verbos acercar y acudir. “Se acercó a Jesús un leproso… acudían a él de todas partes” (Mc 1, 40.45). Yo creo que la vida cristiana se mantiene viva cuando hay esta actitud de búsqueda. Buscar a Jesús, acercarse a Jesús, acudir hacia Jesús. ¡Él es el centro del cristianismo!

San Jerónimo, un santo padre de la Iglesia que profundizó muchísimo en las Escrituras dijo: “En sentido místico, nuestra lepra es el pecado del primer hombre”. Sin duda que el primer pecado fue borrado por el bautismo, pero sería de presumidos negar que nuestra naturaleza humana esté aún herida.  Dios nos regalado un segunda tabla de salvación para ir curando los nuevos brotes de lepra espiritual que nos aquejan: el sacramento de la Reconciliación que comúnmente llamamos confesión. Hagamos la experiencia del salmista: “Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: ‘Confesaré al Señor mi culpa’, y tú perdonaste mi culpa y mi pecado” (Sal 31). ¡Sí!, acerquémonos y acudamos con confianza de hermanos a Jesús, “médico carnal y espiritual” (Ignacio de Antioquía). Porque “no necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mc 2, 17).

Finalmente, no puedo pasar por alto la enseñanza paulina de hoy: “Cuando coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios” (1Cor 10, 31). Yo les insisto en esto: la vida cristiana es más que comulgar y confesarse. Sin duda que ir a los sacramentos, es ir a la fuente del corazón mismo de Cristo… pero, por favor, no olvidemos que la “vida nueva de Jesucristo toca al ser humano entero (…) la vida en Cristo incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar, el gozo de servir, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio. Podemos encontrar al Señor en medio de las alegrías de nuestra limitada existencia” (Aparecida, 356).

domingo, 8 de enero de 2012


La Epifanía
“En la Solemnidad de la Epifanía del Señor, la gran luz que se irradia desde la Gruta de Belén, a través de los Magos provenientes de Oriente, inunda a toda la humanidad”. Éste fue el mensaje que ha reiterado Benedicto XVI en su homilía de la Santa Misa que ha presidido esta semana, el día miércoles en la Basílica Vaticana, haciendo hincapié en que la primera lectura, tomada del Libro del profeta Isaías, y la del Evangelio de Mateo, nos presenta la promesa y su cumplimiento. 
“La gran luz de Dios, después de las humillaciones sufridas por el pueblo de Israel de parte de las potencias de este mundo, aparentemente sin poder e incapaz de proteger a su pueblo, surgirá sobre toda la tierra de forma que los reyes de las naciones se inclinarán ante él, llegarán de todos los confines de la tierra y pondrán a sus pies sus tesoros más preciosos. Y el corazón del pueblo se estremecerá de alegría”.
Oro, incienso y mirra que, ciertamente no responden a las necesidades que en ese momento tenía la Sagrada Familia: “Pero estos dones tienen un significado profundo: son un acto de justicia. En efecto, según la mentalidad vigente en aquel tiempo en Oriente, representan el reconocimiento de una persona como Dios y Rey: son, es decir, un acto de sumisión. Quieren decir que desde aquel momento los donadores pertenecen al soberano y reconocen su autoridad. La consecuencia que deriva de ello es inmediata. Los Magos ya no pueden proseguir su camino, ya no pueden volver donde Herodes, ya no pueden ser aliados de aquel soberano potente y cruel. Han sido conducidos para siempre por el camino que lleva al Niño, la senda que los llevará a descuidar a los grandes y potentes de este mundo y los llevará a aquel que nos espera entre los pobres, el camino del amor que solo puede transformar el mundo”.

Ángeles se manifiestan en plena Misa en Tungasuca Carabayllo Lima Perú