viernes, 28 de mayo de 2010

SANTÍSIMA TRINIDAD (P. José María Doménech SDB)


CICLO C - TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO IX

SANTÍSIMA TRINIDAD (P. José María Doménech SDB)

Todo Dios, Comunión Trinitaria, está centrado en lograr el éxito de toda persona humana: liberarla de todo mal y guiarla a su Gloria

Pr. 8, 22-31: "Esto dice la Sabiduría de Dios: «Mucho antes que comenzara sus obras, el Señor me cuidaba… He sido configurada desde siempre… yo estaba a su lado como el discípulo preferido, cada día era su delicia, jugaba en su presencia… compartía con los hombres mis alegrías."

Salmo 8: "Señor, Dios nuestro, ¡qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!"

Rm. 5, 1-5: "Ahora… como creyentes que somos, estamos en paz con Dios, gracias a Jesucristo, nuestro Señor… es por Él que tenemos la satisfacción de esperar la gloria de Dios. Más todavía, en medio de las pruebas encontramos motivo de satisfacción, porque… nos hacen constantes en el sufrimiento… nos obtiene la aprobación de Dios… que nos da esperanza… no defrauda a nadie, después que Dios, dándonos su Espíritu, ha derramado sobre nuestros corazones su Amor."

Jn. 16, 12-16: "Jesús dijo a sus discípulos: «Tengo todavía muchas cosas que decirles, pero ahora no podrían asumirlo. Cuando venga el Defensor, el Espíritu de la Verdad, Él les guiará al conocimiento de la Verdad completa… Él me dará gloria porque todo lo que les dirá lo ha recibido de lo que es mío. Todo lo que es de mi Padre es mío…»".

Los hombres, varones y mujeres, siempre tratan de penetrar más en el conocimiento de las cosas y de sí mismos. Eso es muy bueno y voluntad de Dios. Unos aciertan, pues mantienen la paz; otros se equivocan pues, al buscar un control caprichoso, pierden su paz, y lo perturban todo. Dios va encaminando las culturas por senderos de mayor y más serena sabiduría.

Los imperios tratan de dominar el mundo, y destruyen; los sabios, al dominarse a sí mismos, lo logran entre todos, poco a poco, sin luchas, sino con sus aportes: ¡Todo es obra silenciosa de Dios en el corazón de la persona humana! Así se generan culturas más sanas.

La Sabiduría de Dios es Dios mismo actuando en el corazón de personas y culturas.

Lo más sabio de Dios es llenarnos de vida y llamarnos a la verdad: lo otro viene solo.

El Padre, en su Sabiduría, todo lo orienta al bien de los que ama y en ellos se complace

El libro de los proverbios nos habla de la Sabiduría de Dios, que Juan y Pablo identifican con Cristo. Ésta dirige toda la constante obra de Dios: todo existe en el maravilloso Plan, de extraordinaria grandeza que Dios ha pensado, en su Sabiduría, desde toda la eternidad. Cristo es su testigo y profeta y el Espíritu lo toma todo de Él para enseñarnos a vivir en ella.

La Vida de Dios es Amar y el objeto del Amor de Dios es el bien de toda persona.

Dios actúa para la vida plena de la persona humana y en ello está su gozo y Gloria.

El Espíritu nos garantiza el éxito final, en la medida que creamos y asumamos la Salvación

El Padre nos ha dado, en su Hijo Jesucristo, al Espíritu que llena nuestros corazones del Amor de Dios y nos garantiza el cumplimiento de nuestra Esperanza: gozar la Gloria de Dios.

Pero esto debemos mantenernos fieles, aun en las pruebas. Esta condición que es muy posible de lograr, a pesar de nuestra fragilidad, pues la Comunión Trinitaria se entrega constantemente, en cada sacramento, para que seamos fuertes y victoriosos en toda circunstancia.

Si vivimos cada día como resucitados, ya somos Justos y estamos en paz con Dios gracias a la Salvación de Jesús. La decisión es personal y diaria, pues Dios es hoy (Es el que es).

Cristo enviará al Espíritu para que comprendamos los alcances de la Vida Nueva en Dios

La promesa del Espíritu es vital para que podemos conocer, comprender y vivir todo el Plan de Salvación de Dios. Éste ha sido concebido por el Padre, transmitido y realizado por el Hijo encarnado y es constantemente llevado a la plenitud total en cada uno por el Espíritu Santo.

Por el Espíritu Santo, vida del Padre y del Hijo, Maestro de nuestra Vida Nueva en Dios, nosotros podemos vivir, con nuestra misma naturaleza humana, en la Familia Divina, gracias a la humanidad de Cristo Jesús, nuestra Cabeza, de la que la Iglesia es su Cuerpo Místico.

Al crearnos Dios nos ofrece vivir su misma Vida y, para eso, viene en el Espíritu.

Pidamos a María docilidad al Espíritu para vivir, como el Hijo, la Voluntad del Padre.

Entramos, con este domingo, a la semana IX del tiempo ordinario; éste se retomó la semana pasada.

Celebramos este domingo, el primero después de Pentecostés, la fiesta de la Santísima Trinidad: todo Dios a nuestro favor; siempre interesado en cada uno de sus hijos, mujeres y varones, de todas las razas y culturas; buscando su éxito final y su libertad total para que pueda vivir, de verdad, felices allí donde están y así como están sin condicionamientos que no sean los que el amor y la vida misma ponen. ¡Cuántas infelicidades nos llegan porque deseamos que el mundo dé vueltas según nuestros criterios! Y éstos qué rápido cambian, basta ver la historia de las ideologías...

No hay nada más efímero que la mente y el corazón de la persona humana dejada a sus propias fuerzas...

Si no nos apoyamos en algo sólido, nosotros aparecemos como un fluir... Todo cambia; nos cansamos de todo... Buscamos novedad, no se sabe para qué ni con qué criterio, pero novedad como si fuéramos chiquillos... Los años nos estabilizan, sí, pero también muchas veces, si no hemos encontrado la estabilidad antes, nos quitan los sueños y las ganas de caminar... porque ya nos hemos cansado y nos hacemos viejos... No por los años transcurridos, sino por los años de luchas erráticas con sueños demasiado ilusos y demasiado... ¡necios y locos!

Solo quien sueña con y como Dios, lucha más, lucha mejor y se agota menos, porque sabe que en Él todo tiene futuro verdadero y eterno. Sólo Él es Él... ¡Lo dijo: «Yo soy el que soy»! Podemos fiarnos...

Dios no cambia pero es perpetua novedad... Nunca se repite... Crea incesantemente y cada uno de sus hijos es único e irrepetible...

Pretender clonar personas significa gritar, con los hechos por cierto, que no somos Dios pero sí lo suficientemente necios e irresponsables como para jugar a serlo sin importarnos las consecuencias. Solo por eso, esto debería considerarse un delito de 'lesa humanidad'.

El Padre solo piensa en el bien de todos sus hijos y envía al Hijo Único, imagen perfecta de su Vida-Amor, para que nos enseñe a comprenderle, a comprender su amor Providente-Misericordioso-Redentor, y a vivir en sus planes de Vida Nueva y eterna. Los dos para que seamos capaces de comprender algo que nos sobrepasa y nos trasciende, vienen en el Espíritu Santo que nos lleva a creciente plenitud para que logramos el éxito en nuestra vida: ser lo que somos=como Dios, Comunión Trinitaria, que en nosotros se expresa en la comunión de personas que logran formar una comunión de naciones; en la comunión de vida, en la familia; en la comunión de Fe de nuestra relación como familia de Dios en Cristo, con el mismo Espíritu que nos lleva a vivir y gozar del Padre, ya desde ahora y para siempre.

La fiesta de la Santísima Trinidad es fiesta de esperanza, de alegría, de seguridad, de certeza, de compromiso por la unidad de todos, más allá de las diferencias naturales.

Dios nos ayude a ser cada día más fieles a su Voluntad de Vida Nueva para todos.

Dios nos bendiga a todos.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Doménech SDB

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