Lo que recordamos con fe y amor en el clima doloroso de la Semana Santa, lo celebramos ahora con alfombras de flores, bandas de música, cantos y alegría desbordante.
Es una procesión de corazones con hambre de pan y sobre todo con hambre de Dios.
Y en el corazón de esa procesión está Cristo mismo, Dios y hombre verdadero, a quien paseamos con amor para que bendiga nuestros corazones y llene de sentido y calor nuestras vidas.
En algunas ciudades el jueves después de la Santísima Trinidad y en otras el domingo siguiente se celebra la fiesta del Corpus Christi.
¿Qué significa “Corpus Christi”?
Significa el Cuerpo de Cristo.
Como se trata de un cuerpo vivo es lógico que esté también con su sangre.
De todas formas ahora el misal ha añadido a este nombre la “Sangre” diciendo “Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo”.
¿Qué es la Eucaristía?
Es el corazón de la Iglesia.
Sin la Eucaristía no podría haber Iglesia porque en ella Jesús se hace presente entre nosotros.
Él es la vida. Él es quien da la vida.
Juan Pablo II lo dijo en el mismo título de la encíclica que nos escribió y que debemos meditar frecuentemente: “La Iglesia vive de la Eucaristía”.
Con estas palabras resume todo lo que significa para nosotros este sacramento.
Sin Él no hay vida y sin vida, lógicamente, no existiría la Iglesia.
En Lima hemos tenido el primer Congreso Eucarístico y Mariano. Durante él ha habido un simposio teológico sobre la Eucaristía y María.
Las ponencias fundamentales las han dado el cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos. En una hora apretada nos dio el resumen de todo lo que sabemos sobre la Eucaristía: “La Eucaristía, misterio de nuestra fe”.
La segunda ponencia: Monseñor Juan Ignacio González Errazuriz, Obispo de San Bernardo, Chile: “Forma eucarística de la vida cristiana”.
Y la tercera: Monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, arzobispo de Yucatán, Méjico: “María mujer eucarística”.
Las conferencias, acompañadas de hermosos paneles, fueron acogidas por un público muy numeroso y feliz.
Espiguemos algunos pensamientos sueltos de estos días:
* Poner a Cristo en el centro de todo será la solución de todos los problemas de la vida cristiana. Por tanto la prioridad de la Iglesia es la centralidad del culto eucarístico.
* La Misa es el sacrificio común de la Iglesia. Su eficacia se extiende a todos los hombres de hoy y de ayer y de mañana. A todos les ayuda aun cuando no coman la Eucaristía.
* Frente a la Eucaristía, adoración asombrada.
* Es preciso que haya coherencia entre nuestra vida y lo que Dios va haciendo en la Eucaristía.
* Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía se hace realmente presente la obra de nuestra redención. La presencia de Cristo es viva, es dinámica, nos atrae hacia sí. Nos hace unos con Él para salir de nosotros y entregarnos a los demás como Él se entregó.
Así nos injerta en la comunidad de los hermanos.
* En la Eucaristía se hace realidad el sacrifico de Cristo y se hace don de presencia entre nosotros: “Yo estaré con Ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. Dios Emmanuel, “Dios con nosotros”.
* La Eucaristía no es un mero recuerdo, es una realidad: Cristo presente en medio de nosotros.
* Todo entero de manera sacramental, es decir bajo las especies del pan y del vino.
* El misterio eucarístico encierra todo el misterio de la Iglesia por eso la Eucaristía es la fuente y la cumbre de toda la vida cristiana. Anticipa la vida eterna y es signo de comunión.
* La Eucaristía y María son inseparables porque la sangre de Jesús es de Ella. Por eso los protestantes no tienen la Eucaristía porque no aceptan a María en sus vidas.
* María tiene la humildad de una hostia. Ella fue el primer sagrario ambulante. La primera custodia que llevó a Jesús por las calles de su tiempo.
Adoremos y amemos este santo sacramento, la Eucaristía, don y misterio, gran regalo del amor de la Santísima Trinidad.
José Ignacio Alemany Grau, Obispo
Es una procesión de corazones con hambre de pan y sobre todo con hambre de Dios.
Y en el corazón de esa procesión está Cristo mismo, Dios y hombre verdadero, a quien paseamos con amor para que bendiga nuestros corazones y llene de sentido y calor nuestras vidas.
En algunas ciudades el jueves después de la Santísima Trinidad y en otras el domingo siguiente se celebra la fiesta del Corpus Christi.
¿Qué significa “Corpus Christi”?
Significa el Cuerpo de Cristo.
Como se trata de un cuerpo vivo es lógico que esté también con su sangre.
De todas formas ahora el misal ha añadido a este nombre la “Sangre” diciendo “Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo”.
¿Qué es la Eucaristía?
Es el corazón de la Iglesia.
Sin la Eucaristía no podría haber Iglesia porque en ella Jesús se hace presente entre nosotros.
Él es la vida. Él es quien da la vida.
Juan Pablo II lo dijo en el mismo título de la encíclica que nos escribió y que debemos meditar frecuentemente: “La Iglesia vive de la Eucaristía”.
Con estas palabras resume todo lo que significa para nosotros este sacramento.
Sin Él no hay vida y sin vida, lógicamente, no existiría la Iglesia.
En Lima hemos tenido el primer Congreso Eucarístico y Mariano. Durante él ha habido un simposio teológico sobre la Eucaristía y María.
Las ponencias fundamentales las han dado el cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos. En una hora apretada nos dio el resumen de todo lo que sabemos sobre la Eucaristía: “La Eucaristía, misterio de nuestra fe”.
La segunda ponencia: Monseñor Juan Ignacio González Errazuriz, Obispo de San Bernardo, Chile: “Forma eucarística de la vida cristiana”.
Y la tercera: Monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, arzobispo de Yucatán, Méjico: “María mujer eucarística”.
Las conferencias, acompañadas de hermosos paneles, fueron acogidas por un público muy numeroso y feliz.
Espiguemos algunos pensamientos sueltos de estos días:
* Poner a Cristo en el centro de todo será la solución de todos los problemas de la vida cristiana. Por tanto la prioridad de la Iglesia es la centralidad del culto eucarístico.
* La Misa es el sacrificio común de la Iglesia. Su eficacia se extiende a todos los hombres de hoy y de ayer y de mañana. A todos les ayuda aun cuando no coman la Eucaristía.
* Frente a la Eucaristía, adoración asombrada.
* Es preciso que haya coherencia entre nuestra vida y lo que Dios va haciendo en la Eucaristía.
* Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía se hace realmente presente la obra de nuestra redención. La presencia de Cristo es viva, es dinámica, nos atrae hacia sí. Nos hace unos con Él para salir de nosotros y entregarnos a los demás como Él se entregó.
Así nos injerta en la comunidad de los hermanos.
* En la Eucaristía se hace realidad el sacrifico de Cristo y se hace don de presencia entre nosotros: “Yo estaré con Ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. Dios Emmanuel, “Dios con nosotros”.
* La Eucaristía no es un mero recuerdo, es una realidad: Cristo presente en medio de nosotros.
* Todo entero de manera sacramental, es decir bajo las especies del pan y del vino.
* El misterio eucarístico encierra todo el misterio de la Iglesia por eso la Eucaristía es la fuente y la cumbre de toda la vida cristiana. Anticipa la vida eterna y es signo de comunión.
* La Eucaristía y María son inseparables porque la sangre de Jesús es de Ella. Por eso los protestantes no tienen la Eucaristía porque no aceptan a María en sus vidas.
* María tiene la humildad de una hostia. Ella fue el primer sagrario ambulante. La primera custodia que llevó a Jesús por las calles de su tiempo.
Adoremos y amemos este santo sacramento, la Eucaristía, don y misterio, gran regalo del amor de la Santísima Trinidad.
José Ignacio Alemany Grau, Obispo